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Educación Ambiental, la clave de una sociedad resiliente y sustentable

El bienestar humano y el desarrollo sostenible, son iniciativas con un camino común, pero que se relacionan en sus causas y consecuencias. Para ello, tenemos la firme convicción y el esfuerzo que la educación, ambiental es uno de los pilares que apoya el buen entendimiento y el desempeño que logra conciliar las iniciativas antes mencionadas.

Es por ello, que compartimos los objetivos de la educación ambiental son, según la Carta de Belgrado. Esto en principio, porque desde la educación se parte hacia la sensibilización y luego a la acción. Así, tenemos los objetivos que son:

Conciencia: ayudar a las personas y a los grupos sociales a estar enterados de lo que sucede en el ambiente y sensibilizados respecto del mismo y de los problemas que se le vinculan.

Voluntario de La Curacao El Salvador en Parque Bicentenario, junio 2015.

Conocimientos: ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir una comprensión básica del ambiente en su totalidad, de los problemas conexos, y de la presencia y función de la humanidad en él, que entrañan una responsabilidad crítica.

Actitudes: ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir valores sociales, a la vez que se desarrolle en ellos una fuerte sensibilidad e interés frente al ambiente, que los impulse a participar activamente en su protección y mejoramiento.

Jornada Nacional de Voluntariado, Scotiabank El Salvador, Santa Tecla 2016.

Aptitudes: ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir las aptitudes necesarias para resolver problemas ambientales.

Capacidad de evaluación: ayudar a las personas y a los grupos sociales a evaluar las medidas y los programas de educación ambiental en función de los factores políticos, económicos, sociales, estéticos y educacionales.

Reforestación en Parque Walter Thilo Deininger, Agosto 2015.

Participación: ayudar a las personas y a los grupos sociales a desarrollar el sentido de la responsabilidad, y a tomar conciencia de la urgente necesidad de prestar atención a los problemas del ambiente, para asegurar que se tomen medidas adecuadas en resguardo del mismo.

Además, la educación ambiental debería:

  1. Contribuir al bienestar humano, a la conservación y a la restauración de los ecosistemas y el ambiente.

  2. Ser un proceso continuo que tome en cuenta el medio natural y artificial en su totalidad, de tipo multinivel (corto, mediano y largo plazo; local y regional; del individuo al colectivo social, etc.) y multiescala (político, económico, social, de conocimientos y saberes, tecnológico, de tiempo, cultural, etc.).

  3. Hacer hincapié en una participación activa en la prevención y la resolución de los problemas ambientales y ecológicos.

  4. Estudiar las principales cuestiones ambientales desde un punto de vista mundial, si bien atendiendo a las diferencias regionales y locales.

  5. Centrarse en situaciones ambientales actuales y futuras, aprendiendo del pasado.

  6. Considerar todo desarrollo y crecimiento en una perspectiva ambiental y ecológicamente articulado en la búsqueda del logro propositivo.

  7. Fomentar el valor y la necesidad de la cooperación local, nacional e internacional en la resolución de los problemas ambientales.

  8. Tener un enfoque inter y multidisciplinario.

  9. Dirigirse en procesos didácticos y metodológicos, según el público de acceso; que pueden ser pedagógicos (para la niñez y la juventud) o andragógicos (para adultos).

Y, es por ello, que el Educador ambiental tiene un rol multifacético y depende del público meta y el tipo de educación ambiental a realizar (formal, no formal o informal). Así, este rol o papel, tan importante, del educador ambiental es:

Contribuir a la generación de un cambio de cultura que permita tomar acción directa en beneficio del ambiente, los ecosistemas, y las personas para mejorar el entorno y la calidad de vida de los salvadoreños.

La Educación ambiental y el Educador ambiental (que debemos ser todos), promueve que cada persona interiorice su rol protagónico y activo, en la construcción de una sociedad con bienestar humano, desarrollo sostenible, resiliente y sustentable.

Por lo tanto, la Educación ambiental, contribuye en la construcción de una sociedad ambientalmente resiliente y sustentable. Además, cuando apoyamos la realización de una ciudadanía corresponsable, consciente, sensibilizada y fortalecida de sus conocimientos y competencias socioambientales, puede tomar iniciativas adecuadas, pertinentes, integrales y holísticas, que busquen mejorar la calidad de bien y el bienestar humano. Esto de manera resiliente (que permita la recuperación ante pérdidas y daños y mejorar su condición) y sustentable (que logre el bienestar humano presente en equilibrio con el medio ambiente y la naturaleza, sin que comprometa el bienestar de las futuras generaciones).

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